sábado, 18 de noviembre de 2017

Elegancia y elegantes

Se que algunos me van a machacar, pero tengo que decir lo que pienso. Estaba leyendo una entrevista a Carolina Herrera y más o menos coincide con mi visión sobre la elegancia, solo que ella entiende más, eso no significa que coincidamos en todo. Para la diseñadora la mujer más elegante ha sido y es la Reina Isabel II, yo tengo otras preferencias,Jakie Kennedy por ejemplo, o Carolina de Mónaco, aunque a la boda del Príncipe Felipe viniera sin peinar, fallos de ese tipo se los puede permitir la vecina de al lado pero no ella.
  Volviendo al tema, la elegancia tiene que ver con la delgadez, porque no sienta igual un vestido en un cuerpo delgado, que no esquelético, aunque algunas modelos lo sean, que uno con ciertos kilos de más, los kilos no favorecen a nadie,aunque en este país de toreros y manolas las prefieran de buen ver.
   Pero coincido con la diseñadora en que no se puede ir uniformada, cada persona tiene que encontrar su punto, también hay otra cosa que define a la persona elegante, es un saber estar, hablar, comer, moverse y eso hoy en día es patrimonio de una clase, no, nos engañemos, algunos no verán bien el comentario pero es la realidad. La ropa que vemos y a la que la mayoría de la clase media tenemos acceso es un material de baja calidad, la ropa china inunda las tiendas, aparentemente parece buena, pero cuando tocas el tejido y ves el corte dan ganas de salir corriendo. Menos mal que la moda de las mallas negras con la que la gente hacia de todo, parece haber pasado, ya no se ven, nunca vi nada más anti estético. 
   Ser una Audry Hepburn, con mucho encanto en la foto de arriba, no está al alcance de cualquiera, para  ciertas cosas hay que nacer,luego hay otras que se pueden aprender. Por último decir que el dinero ayuda.
¿Es la Reina Letizia elegante? Lleva buena materia prima, y es guapa, pero la elegancia creo que es otra cosa. 
   De todas las casas reales reinantes en la actualidad tan solo Carolina me gusta, aunque los años le han quitado algo de aquel glamour que siempre desprendió.

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