Hace unos días participé en una tertulia sobre la solidaridad en el momento actual, y la gente estaba algo desorientada sobre lo que realmente conlleva la palabra,la mayoría enfocó el tema desde el punto de vista político, y lo centró en un partido concreto, no voy a decir cual. Cuando tocó mi turno, discrepé, porque si bien es cierto que la política debe jugar un rol, luego corresponde al ciudadano responsabilizarse.
El tema no es fácil, sobre todo cuando se echan balones fuera, y se dejan los asuntos solidarios en manos de los políticos, quien dice los políticos, dice la Iglesia, que en algunas zonas no sé exactamente que papel juega, sé lo que hacen en algunos barrios de Madrid, pero desconozco lo que sucede en otros lugares de la geografía española.
La solidaridad comienza en tu casa, en lo que ves que tus padres hacen, no solo a nivel de asociación, sino con el vecino, con el amigo, aunque no sea un intimo. Hoy las materias de humanidades han quedado relegadas a un segundo término, se da prioridad a la ciencia, así la filosofía ha sido suprimida de un plumazo, no interesa mucho que la gente piense, es mejor darle el pan ya cocinado, a un lado y otro. El resultado es un mundo insolidario, donde lo que prima es la materia en sus distintas formas. A mi siempre me ha gustado la filosofía, y gracias a ella he aprendido muchas cosas.
Si tuviera que quedarme con un filosofo, elegiría a Platón, sin lugar a dudas. Leer a Platón no es una perdida de tiempo, aunque pueda ser mucho más a meno, leer el Tiempo entre costuras, pero quien quiere saca tiempo para todo.
Al final te das cuenta, que la solidaridad política está bien, pero nada reemplaza al abrazo de un amigo, ni a las palabras de alguien que te llama por teléfono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario