domingo, 23 de abril de 2017

Entre el mar y la montaña


En cierta ocasión una mujer en Fés me dijo: la felicidad puede estar en lo alto de una montaña, y me contó que un buen día su madre la mandó al puesto de castañas a comprar, y allí había un joven español, porque ambos eran españoles, que también esperaba para lo mismo y mientras les servían entablaron conversación, fue su futuro marido, la señora me dijo que durante los 30 años que estuvieron casados, pues se había quedado viuda, fue muy feliz con él. No todos los matrimonios son igual, ni en la dicha ni en el infortunio, antes se aguantaba más, pero la que aguantaba era la mujer, quizás por eso ahora hay más separaciones, y es normal, la sociedad avanza y la mujer dejó de ser la "sufridora abnegada".

Volviendo al tema de la felicidad, aveces pensamos o algunos piensan, que hay que buscar el barullo y la diversión, porque quizás aparezca el príncipe azul, y generalmente no es así. Yo vine a Alicante buscando la playa y cuando vi como estaba la playa de gente, al cuarto año dejé de ir, no me compensa el chapuzón casi a codazos. Hoy miro hacia la montaña que también la tengo cerca,estoy entre dos "mares", pero tienes que ver para darte cuenta, por eso a veces necesitamos algún tipo de experiencia "negativa" para darte cuenta que no es el  "lugar",a veces es simplemente eso que se llama el destino.


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